Duración: Una hora y media - dos horas.
Dificultad: Fácil.
Para llegar a Comillas se puede coger un autobús en Santander que nos lleva hasta el centro del pueblo. Para los que vayan en coche, se debe coger la autopista A-8 Santander-Oviedo, y coger la salida 249 hacia Comillas, por la carretera CA-135.
Descripción de la ruta:
Comillas es, sin duda alguna, una de las localidades más hermosas y conocidas de Cantabria. Durante la edad Media, Comillas fue una pequeña población que vivía de su pequeño puerto pesquero y de su actividad agrícola y ganadera. A finales del siglo XIX, la historia de la población da un giro importante, gracias a Don Antonio López López, que tras emigrar a América y fundar importantes empresas navales y tabacaleras en la ciudad de Barcelona comienza a realizar importantes inversiones en Comillas. Debido a sus aportaciones para la guerra de Cuba, el rey le otorga el título de Marqués de Comillas.
A partir del siglo XIX, la prosperidad de Comillas va creciendo. Alfonso XII, invitado por el Marqués, acostumbra ya a veranear en cuatro casas familiares acondicionadas para la corte. Este hecho provoca que gran cantidad de nobles y adinerados se asienten en la comarca. El Marqués comienza una gran actividad constructora en la finca de Sobrellano, comenzando las obras de panteones y palacio que son concluidas tras su muerte. Su hijo D. Claudio mantiene las buenas relaciones reales y gasta gran parte de su fortuna en colaboraciones y obras benéficas. El II marqués crea la Universidad Pontificia, aunque el edificio fue levantado por los Jesuitas Don Claudio se lo ofrece al Papa, otorgándole el titulo de Pontificia. A finales del XIX, Comillas es uno de los lugares, junto con Santander, de mayor prestigio estival del Cantábrico. Con el tiempo la más variopinta nobleza fue eligiendo la villa como lugar de reposo, atraída por sus maravillosas playas donde se practicaban los famosos baños de ola.
Comenzamos nuestro paseo visitando el Palacio de Sobrellano, inaugurado en 1888 y realizado por Joan Martorell, y que actualmente pertenece a la Diputación Regional de Cantabria. Merece la pena la visita al Palacio y sobre todo al panteón familiar, situado justo al lado en el jardin.
Al salir del Palacio, a la derecha se encuentra el monumento mas conocido de Comillas, el Capricho de Gaudí, hoy convertido en restaurante. En la parte de atrás del restaurante se encuentra el monumento a Gaudí, foto obligada para cualquier turista que se precie.
Volviendo sobre nuestros pasos, justo enfrente del Palacio de Sobrellano se encuentra la Universidad Pontificia de Comillas, regalo del marqués de Comillas a los jesuitas. Este edificio, durante muchos años abandonado, es la sede actual de la Fundación Campus Comillas, dedicada a la promoción y enseñanza especializada de la lengua y la cultura hispánicas. Desde su jardín podemos disfrutar de una bella vista de Comillas y los acantilados de su costa.
Volviendo sobre nuestros pasos, nos dirigiremos al centro histórico de Comillas, lleno de casas señoriales, e iremos hacia la playa y el cementerio, nuestro próximo destino.
El cementerio fue reformado por Luis Doménech y Montaner, integrando las ruinas de una antigua ermita gótica. Sin lugar a dudas, aparte de la belleza del sitio, merece la pena destacar la escultura del Ángel Guardián de Jose LLimona, situada sobre uno de los muros de de la antigua ermita.
Justo al lado, en lo alto de una pequeña colina, se encuentra el monumento al marqués de Comillas, realizado por Doménech y Montaner. Aquí terminará nuestra visita a Comillas, no sin antes pasar por la playa para dirigirnos en coche hacia Santillana del Mar, otra bella población cántabra que sin lugar a dudas merece la pena visitar.
A partir del siglo XIX, la prosperidad de Comillas va creciendo. Alfonso XII, invitado por el Marqués, acostumbra ya a veranear en cuatro casas familiares acondicionadas para la corte. Este hecho provoca que gran cantidad de nobles y adinerados se asienten en la comarca. El Marqués comienza una gran actividad constructora en la finca de Sobrellano, comenzando las obras de panteones y palacio que son concluidas tras su muerte. Su hijo D. Claudio mantiene las buenas relaciones reales y gasta gran parte de su fortuna en colaboraciones y obras benéficas. El II marqués crea la Universidad Pontificia, aunque el edificio fue levantado por los Jesuitas Don Claudio se lo ofrece al Papa, otorgándole el titulo de Pontificia. A finales del XIX, Comillas es uno de los lugares, junto con Santander, de mayor prestigio estival del Cantábrico. Con el tiempo la más variopinta nobleza fue eligiendo la villa como lugar de reposo, atraída por sus maravillosas playas donde se practicaban los famosos baños de ola.
Comenzamos nuestro paseo visitando el Palacio de Sobrellano, inaugurado en 1888 y realizado por Joan Martorell, y que actualmente pertenece a la Diputación Regional de Cantabria. Merece la pena la visita al Palacio y sobre todo al panteón familiar, situado justo al lado en el jardin.
Al salir del Palacio, a la derecha se encuentra el monumento mas conocido de Comillas, el Capricho de Gaudí, hoy convertido en restaurante. En la parte de atrás del restaurante se encuentra el monumento a Gaudí, foto obligada para cualquier turista que se precie.
Volviendo sobre nuestros pasos, justo enfrente del Palacio de Sobrellano se encuentra la Universidad Pontificia de Comillas, regalo del marqués de Comillas a los jesuitas. Este edificio, durante muchos años abandonado, es la sede actual de la Fundación Campus Comillas, dedicada a la promoción y enseñanza especializada de la lengua y la cultura hispánicas. Desde su jardín podemos disfrutar de una bella vista de Comillas y los acantilados de su costa.
Volviendo sobre nuestros pasos, nos dirigiremos al centro histórico de Comillas, lleno de casas señoriales, e iremos hacia la playa y el cementerio, nuestro próximo destino.
El cementerio fue reformado por Luis Doménech y Montaner, integrando las ruinas de una antigua ermita gótica. Sin lugar a dudas, aparte de la belleza del sitio, merece la pena destacar la escultura del Ángel Guardián de Jose LLimona, situada sobre uno de los muros de de la antigua ermita.
Justo al lado, en lo alto de una pequeña colina, se encuentra el monumento al marqués de Comillas, realizado por Doménech y Montaner. Aquí terminará nuestra visita a Comillas, no sin antes pasar por la playa para dirigirnos en coche hacia Santillana del Mar, otra bella población cántabra que sin lugar a dudas merece la pena visitar.